lunes, 25 de noviembre de 2013

Boquete.

Es marearte por el vaivén de un gran barco.
Es soltar una cuerda y en el último momento no querer morir,
aferrarte a ella y resbalar lacerando tus dedos, quemando tus palmas.
Es ahogarte en una arcada cuando una pastilla se incrusta en tu garganta.
Es barrer el suelo con el pie deseando que el polvo desaparezca,
que la moqueta donde vas a tumbarte no levante una nube de suciedad.
Es estremecerte cuando el calor de la manta resbala por tus hombros.
Es sentir esa molesta vibración del cristal, que agita tu cabeza,
que te revuelve la mente y disipa tus leves sueños a cada frenada.

Es odiar. Odiarte. Odiarles.
Es perecer alma adentro.
O perdonar. Perdonarte. Perdonarles.
Y buscar una tregua.
Para vivir.