Hay cosas que ya no tienen arreglo y precisamente por eso hacen daño. Porque no se pueden borrar de un plumazo y ya está. Encima, cuando intentas olvidarlas te saludan desde el pasado como...
"¡Hola! Sigo aquí, tonta del culo. Ocupando mi lugar en la escala temporal de tu vida."
La capacidad de eliminar de la mente sucesos registrados, a voluntad, debe ser un absoluto privilegio.
Sobre todo aquellos que, aunque algunas acciones relacionadas puedan cambiar el giro de los acontecimientos de tu presente, siguen sin arreglarse y arañan aún sin tener las uñas tan afiladas como al principio.
Jopetas, un poco de piedad para los que recordamos todo.
Nuestro cerebro sí que es "tonto del culo".