viernes, 20 de noviembre de 2020

Cambio de agujas

 Se sentó en el empedrado del soportal, justo al borde de donde acababa el tejadillo que la protegía de la lluvia. Un centímetro más lejos de su nariz, una cortina de pequeñas gotas caía con rectitud furiosa hasta el suelo. No sabía que el agua terminaría siguiendo la pendiente de las grietas y alcanzaría su refugio serpenteando por el grabado de las baldosas, precisa hasta mojar su pantalón, así que permaneció allí quieta y confiada más tiempo de la cuenta. 

Se sentía un poco como antaño. Adormilada y sin muchas ganas. El tiempo había decidido ir más despacio y dejar espacio para que todo se masticase a la perfección. Suspiró varias veces y bostezó. Bostezó mil veces, como sin aire. 

Notaba distorsionado todo aquello que había dado sentido a su trayectoria hasta aquel entonces, como si de nuevo se hubieran cambiado los raíles de su tren. Y ya no sabía qué importaba y qué no, ni qué esperar de lo que pensaba conocer. Ni tan siquiera estaba segura de qué quería hacer en los minutos siguientes.

Se vio movida por otro instinto que nada tenía que ver con lo que quería o había decidido. Dio un respingo al notar el agua calar sus piernas, y luego sus muslos. Masculló unas cuantas palabrotas mientras se sacudía, pero estaba calada y tuvo que girar sobre sus pasos y regresar a casa. A veces es la vida la que no nos deja permanecer estáticos mucho tiempo. Si no tomas tus decisiones, otros las tomarán por ti. Y en ocasiones, tampoco lo vamos a negar, esa inercia es la que nos hace seguir adelante.

domingo, 15 de noviembre de 2020

Marcesible

Mientras te paras a pensar en el tiempo que va pasando,
esa gente a la que llevas tanto sin ver crece, 
cambia su vida y se aleja. Divergen para llegar a su futuro "yo". 


                                                                                                Y te lo estás perdiendo.

                                                                                                 Y tú y yo ya no nos conocemos de nada.