miércoles, 15 de mayo de 2013

Cadencia

Te vi de lejos y parecías una bonita melodía.  
Qué decepción cuando tú interior resultó ser un poco contemporáneo. 
Intenté interpretarte y en un compás determinado mis dedos no pudieron seguir tu tempo. Iba demasiado rápido aunque, ¡no me rendí! 
Te practiqué  e intenté aprenderte de memoria. 
Fallé.
 ¡Qué más dará!
Siempre supe que tu acorde final no sería más que una amalgama chirriante de disonancias.

Tenías forma de Raphsodia y resultaste ser, tristemente...
RUIDO

lunes, 13 de mayo de 2013

Un poema tan asimétrico como su mensaje.

Qué agonía es esta de suponer. 
De creer y no saber. 
Qué vaivén de imágenes me trastocan ahora el alma. 
¡Desgraciado temor!
Locura es esta confianza atrofiada, 
que me martiriza las costillas. 
Cómo duelen los pasos inciertos.
Una y otra vez me hicieron tropezar.
Abridme las puertas del cielo. 
Quiero descubrir desde allá arriba la verdad.
Quitadme este velo invisible que me ciega
y arrancadme las alas sin más.
No contaré a nadie lo que vi.
Nadie debe saberlo jamás.

viernes, 10 de mayo de 2013

Paranoia.

Yo que sé. Me ha pillado desprevenida. Hacía tiempo que no sentía ese... ese desasosiego de hace un par de años. Quiero creer que estoy estresada por los exámenes y que el mundo se me ha venido encima en dos días al ver que no podía sostener todo a la vez. Pero quizás la realidad es que he estado metida en el corazón de piedra durante una larga temporada. Ayer pasaron cosas raras a mi alrededor. Me han despertado. Hoy ni siquiera he tenido clase, pero cuando he salido a la calle por motivos más tontos que nunca todo parecía cambiado. El olor de Madrid era idéntico al de otro lugar en un verano que ha traído a mi orilla una botella con sentimientos depresivos. No recuerdo por qué estuve triste ese verano. Fue hace demasiado tiempo. La cuestión es que ese olor era el mismo. Hacía sol, pero olía a lluvia y a sal. He enfocado los ojos hacia la gente y les he visto correr aquí y allá por obligación. Después me he sentado aquí a hacer tres trabajos de los cuales dos no los he terminado. ¿Por qué? Porque hoy todos mis sentidos están al 110%. No me centro. He vuelto a abrir esa puerta interdimensional que me permite centrarme en cosas cotidianas sin importar lo que ocurre alrededor. Escucho música, descubro letras, le doy vueltas a las cosas del presente y del pasado y miro más allá de mi nacimiento. Me pregunto por qué existo.

He escuchado dos canciones y me he puesto a llorar. He descubierto un grupo nuevo y me he puesto a leer tirada en la alfombra. Me he enamorado de autores que están muertos viendo estúpidas fotos en blanco y negro y después se me han aparecido frases depresivas perfectas para ser retwitteadas. Finalmente no he publicado ninguna, pero la creatividad ha llegado a mis dedos y aquí estoy.


Se me va el tiempo y sigo en un blog abandonado porque lo necesito. Así de simple. Ni siquiera estoy pensando lo que estoy escribiendo. Si alguien entendiera la avalancha que se me ha caído encima, me encadenaría hasta que me serenase. Sé que no voy a releer toda esta parrafada porque la borraré y me la comeré con patatas. Pues no señores. Aquí estoy, con el chip de escritura automática puesto escribiendo como una desquiciada.


Hoy es otro día raro. Mañana lo voy a pasar mal por no aprovechar esta última hora de la madrugada, pero simplemente, hoy no puedo seguir. Desconecto de todo arte que me evoque recuerdos. Las obligaciones no pueden tener el control de nuestra vida.