sábado, 28 de septiembre de 2013

Viñeta de horror.

Cuando pienso en ello solo oigo un pitido agudo. Me veo desde fuera y ahí estoy yo, sola y quieta en la oscuridad de una habitación, iluminada por un péndulo luminoso que no es otra cosa que una zumbante bombilla vieja. Mis rasgos en blanco y negro de pronto se contraen. A cámara lenta mis brazos se levantan y cubren mis orejas mientras que mis ojos se cierran poco a poco. Los párpados se aprietan y al hacerlo, mi frente se arruga también. Mi boca se abre y aunque no se oye, se sobreentiende un grito desgarrador. Después dejo de verme a mi misma, porque la imagen se vuelve borrosa. Quizás estoy llorando. Los latidos de mi corazón, en marcha fúnebre, aún retumban en la habitación, haciendo que los pies de esta espectadora tiemblen bajo unas piernas que ya  no quieren sostener un cuerpo vacío.

jueves, 12 de septiembre de 2013

Habitaré lo inhabitable.

Nosotros escribimos una historia hace tiempo. ¿Mucho o poco? Eso es relativo. Tal vez la hayas difuminado y ni siquiera la recuerdes en todo su esplendor. La gente suele comentar que destruir es mucho más fácil que crear. Lo que nadie me dijo nunca es que luchar contra la destrucción te va consumiendo poco a poco hasta que al final, todo lo que quieres mantener, se hace polvo. Supongo que es la historia del mundo. Todo se reinventa y, algunas cosas, se reciclan. Dentro de unos meses comenzaré a atragantarme con el humo de nuestra hoguera contaminada. El paraje que plantamos... quién sabe. Digo yo que se consumirá también y se volverá un desierto. Como todo. Todo lo que alguna vez quise... en lo que tuve fe. Solo espero que mientras te vea alejarte sin mirar atrás, las cenizas que vayas dejando brillen para indicarme la salida a mí también. Si no es así, sino logro huir... me quedaré aquí atrapada. Pero todos sabemos que terminaré reconstruyendo este mundo nuestro. Y lo haré yo sola. Y habitaré lo inhabitable. Por los dos.