viernes, 28 de febrero de 2020

No es el dónde.

Creía que tomar distancia me vendría bien. Ya no habría calles de recuerdos, ni miedo a salir y ver. Pero mientras escribo esto y casi no puedo ni enfocar la pantalla, me doy cuenta de que da igual dónde esté, porque también lo llevo en mi equipaje y parece que lo arrastraré para siempre. A mí también me hubiera gustado conseguir un baúl para meterlo todo y cerrarlo. Pero todas las cajas que encuentro están sin candado y dejan que se escape, tan nítido como ha permanecido todos estos años, y sin garantía de sustitución.

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