miércoles, 26 de marzo de 2014

Metamorfosis.

La torpeza inusitada, sus repentinos tartamudeos y esa extraña manía de hundirse los dedos en el pelo y acariciar su propio cabello con desesperación. Los tropiezos con obstáculos invisibles, las frases inacabadas y el desvío inevitable de la mirada cuando alguien no invitado entraba en la conversación. Los leves temblores, los nervios, sus pasos inseguros, las muecas, las tácticas desesperadas para acercarse a la multitud y salir ileso. La incoherencia en las palabras y esa timidez absurda que manejaba todos los hilos de su vida. Su maldición. 

Todo desapareció de golpe cuando la tuvo cerca.

No dudó ni un instante en aproximarse a ella por la espalda, en asomar la cabeza por encima de su hombro y en agacharse a continuación para apoyar el mentón en el hueco de su clavícula. Olía de maravilla. No le tembló el pulso cuando su mano se deslizó hasta rodear su fina cintura y alzaba la otra para apretar con cariño las blandas mejillas de la joven. La estrechó contra sí en un abrazo nada torpe. Controlado. Meditado. Besó sin titubear su cara y esperó hasta que su amiga pudo identificarlo. Ella se dio la vuelta y, sorprendida, rió entre lágrimas al verle allí parado, mirándola con intensidad. Con un aplomo inesperado, él se apresuró a retirarle un mechón detrás de la oreja y terminó de borrar el rastro de humedad que había dejado el llanto en la sonrosada tez de la joven. Se adivinó una caricia camuflada en sus movimientos. Se percibió el segundo de más que sus dedos estuvieron en contacto con el rostro de la muchacha y que provocó un estremecimiento no pretendido. Había un mensaje oculto en el espacio que los separaba, y ella no pudo evitar preguntarse si la diría algo, con la voz ronca y tibia que le caracterizaba, que la hiciera despegar los pies del suelo de una vez. Pero nada sucedió. Mientras él se alejaba con una sonrisa cómplice, volvió a verle tropezar. Se llevó una mano a la cara y suspiró, comprendiendo que, probablemente, era la única persona capaz de ver la verdadera naturaleza de aquel misterioso joven.

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