viernes, 7 de agosto de 2015

Los pilares.

- Lo siento mucho.

- No tienes que disculparte -contestó mientras me acariciaba el pelo.


Suspiré. Cerré los ojos mientras sus dedos se perdían entre los mechones y jugaban con ellos. A veces sentía el calor de su palma rozando mi mejilla y una tranquilidad espesa reptando por mis piernas.


- No debería haberme ido - murmuré.


- Tenías que irte.


- Eso pensaba. Pero no es verdad - me giré para mirarle y subí las piernas al pecho. Acaricié la almohada mientras una sonrisa fugaz brillaba en su cara -. ¿Qué?


- Tenías que irte, y me alegra que lo hicieras. Te estabas ahogando aquí dentro - señaló la habitación.


Pensé que tenía razón. Recordaba cómo me había sentido antes de desaparecer, la tirantez en cada movimiento que hacía... la soledad. Pero también sabía que algo había quedado incompleto en mí desde aquel entonces. 

Eché un vistazo a mi alrededor. Flashes de una sala vacía, con una sola bombilla titilando en el techo, vinieron a mi mente.

- No es como lo recordaba - susurré.


- Ahora soy el único que permanece aquí. Mi percepción de tus reinos nunca fue la de ruinas, salas inhabitables o grutas sin salida. A mis ojos brillaban- dijo mientras se encogía de hombros. Sentí la sorpresa agitándome el pecho mientras le escuchaba -. Esta realidad se transforma a placer del visitante. Fíjate.


Señaló un punto en la pared. Me incorporé levemente y mantuve la vista fija en el papel pintado que ahora recubría la sala. De pronto, una bruma negruzca comenzó a brotar de la pared. El dibujo comenzó a desmoronarse ante mis ojos, como polvo siendo arrancado por el viento. Quedó a la vista la pared de ladrillo que tan bien conocía. Una mano pasó ante mis ojos y los ladrillos volvieron a quedar cubiertos de un color tan brillante y vivo que me emocionó.


- Todo es cuestión de perspectiva - musitó él con cierta pesadez en la voz. Comenzó a hacer círculos en mi pierna, de pronto distraído en pensamientos que supe que no podría alcanzar.


Dejé que el silencio transmitiera los mensajes que nos callábamos. Sensaciones vivas y cálidas que nos acompañaban en cada encuentro. En ese breve espacio de tiempo, mientras el joven, seguramente, traficaba con algún recuerdo, indagué en mi interior para averiguar qué era lo que siempre me traía de vuelta, incluso después de meses y años, a ese mismo lugar. Notaba el reflejo del miedo y de la ira en algunos rincones. El odio en las esquinas. Tristeza en la luz que mis ojos veían atravesando los ventanales, pese a las capas de  belleza que mi compañero había depositado en ese rincón. Observé su mano, aún dibujando cosas sin sentido sobre mi pantalón. Los ojos entrecerrados típicos de quien está demasiado lejos como para reparar en tu presencia. Sonreí.


- Te echaba de menos.


Él alzó la vista. Vi a cámara lenta cómo sus ideas se evaporaban mientras su atención afloraba a la superficie, como quien toma la primera bocanada de aire al salir del mar. Permanecí en silencio hasta que la comprensión brilló en su mirada y su mano paró su recorrido.


- No es lo mismo sin ti... y sé que no puedo llevarte conmigo. Ya lo he intentado otras veces. Siempre te quedas atrás y tengo que venir aquí a encontrarte de nuevo. A encontrarme. Es un bucle del que no puedo salir - expliqué, y vi como en su rostro iba naciendo la ternura.


- La vida misma es un bucle. El infinito es un bucle. Principios y finales una y otra vez repetidos por la eternidad. Hay bucles que es mejor no romper, sobre todo si son los que te hacen ser quien eres.


Negué mientras bajaba la mirada y me contraía más sobre el colchón. Noté cómo se hundía mientras él se elevaba y se ponía a mi espalda. De pronto estaba rodeándome como otras tantas veces, cuando no sabía qué hacer. Respiré profundo. Era reconfortante sentirle.


- Ni siquiera sé quién soy - noté su boca en mi nuca, riendo suave. Siempre reía porque siempre sabía más cosas que yo... pero lo dejaba estar.


- Quién eres no es lo que haces, ni lo que vistes. Ni siquiera cómo te comportas. Hay algo constante en las personas, mucho más profundo y visceral que todas esas banalidades a las que damos importancia. Puedes parecer muchas cosas, pero desde que comenzaste a registrar recuerdos has sido una sola. Como tu nombre - notaba el calor de las palabras mientras hablaba -. Pero es algo que solo descubres una única vez. Y de pronto desaparece y nunca más vuelves a percibirlo tan claro como en ese instante. Cuando te llegue lo sabrás, lo perderás y volverás a buscarte creyendo que sigues sin saber quién eres, incluso cuando llevas siéndolo toda la vida.


Una risa suave nació en mi interior. Noté su brazo vibrar sobre mi costado. Era eso lo que anhelaba cuando me alejaba de los lugares que había habitado durante años. La reflexión de un ente que vivía conmigo en las épocas oscuras, que acariciaba cada duda y la hacía desplomarse y que, finalmente, me tendía la mano cuando parecía estar sufriendo una combustión interior que me haría explotar. Era el ser, real o no, que creaba un equilibrio en mi mente.  No sabía si formaba parte de mí o no. Si lo había creado en algún momento de mi vida. Si era una inspiración ajena o si era un espejo de lo que yo esperaba alcanzar algún día. Solo comprendía que necesitaba ese punto de inflexión en el camino para seguir adelante. Cuando él estaba me encontraba, el arte fluía, las ideas corrían desperdigadas de un lado para otro. Incluso si anímicamente mi cuerpo pedía una reclusión, una sola conversación con él valía pasar por todo aquello y me sacaba a flote.


- Ojalá pudiera llevarte conmigo - susurré-. Ojalá pudiera encontrarte en mi realidad, bailaras conmigo y me recordaras que la "Esencia de las cosas" permanece en nosotros. Ojalá lo recordara aunque no estuvieras para murmurarlo. Pero no soy capaz.


No esperé respuesta. Supe que hacía rato que se había dormido. Me acurruqué contra él y disfruté de ese único instante. Sabía que no se repetiría. Sabía que al día siguiente no amanecería allí... pero que volvería. 

Siempre volvía.

6 comentarios:

  1. "Me acurruqué contra él y disfruté de ese único instante.[...]Sabía que al día siguiente no amanecería allí... pero que volvería. Siempre volvía."
    El maravilloso comfort del tacto de una persona querida. Me ha emocionado esa última frase. Y, una vez más, precioso texto y estupenda reflexión sobre las inseguridades de una persona.
    Aunque curioso emplazamiento, en una cama. Por un lado parece que se tiene más cariño a sí misma, pero por otro... siento que se está partiendo en dos, que está completamente perdida. Es un Garabato reconfortante y ligeramente inquietante al mismo tiempo. No decepciona :)

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  2. Precioso. He empezado a leer y me he emocionado como hace muchos meses, y al leer "Esencia de las cosas" he comprendido por qué: mismo estilo, mismo valor, pureza, inspiración...me encanta. Por otra parte, en lo personal, me toca la fibra sensible el "joven". Se presenta como un joven "sabio", que "deposita belleza", "ternura"...diferente, único, maravilloso, con esa forma de hablar que presentas en el texto...de lotería vaya...tal y como están las cosas hoy día, y el minimísimo oro que hay entre la arena (encima t la venden brillante para despistar)...dan ganas de sacarle del texto y llevarle a casa bien guardadito! XD Vuelve a relucir tu mejor estilo. Enhorabuena por el texto Aries.

    Muchos bss!

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    1. Fue culpa tuya, por tu comentario, por lo que releí "La esencia de las cosas" y me di cuenta de que echaba de menos a "mi conciencia personificada". :) Ojalá pudiera sacarlo de ahí. Un beso y gracias :)

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  3. Mmmm...interesante :) Mucho me temo que no es mi culpa, más bien llevabas eso muy dentro y te lo ocultabas.Acerté entonces con mi intuición literaria. Desde fuera veía esos textos a mucha mayor altura y profundidad que el resto. Si echas de menos a una "conciencia personificada", entonces "El Joven" es una persona concreta, existe. Ya lo entiendo todo. He descifrado la trama :) y huele muy gráficamente...a cagada como una catedral gótica! Me ha pasado. Igual me echas del blog, por mi atrevimiento, pero no te veo acertada. Acierto cero. Quisieras traerle a tu realidad ("Ojalá...") y no lo afrontas ("no me veo capaz" suena a "cojo el camino más fácil, no tengo la valentía de luchar por él") y si ese hombre, inspirador de mis (tus?) historias favoritas, existe, lo siento, pero no te dejo! Si no defendemos nosotras a ese paladín, quien lo hará?! Ese es el mensaje??: "Hola, chico de "La esencia de las cosas"! No inspires lineas maravillosas ni deposites belleza en el mundo porque si es así nos iremos de tí xk no "somos capaces"! Stop" XD

    No es nada valiente, con el tiempo sólo acumularás arena (créeme...) y en la vida tenemos que ser buscadoras de oro! Lo valioso nunca cae del cielo, ni cae varias veces, hay que lucharlo y recuperarlo. No te conviertas en una buscadora de arena, porque de esas esta el mundo lleno y no es precisamente...un lugar ejemplar.

    Bss como siempre :)

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  4. "Ojalá pudiera encontrarte en mi realidad, bailaras conmigo y me recordaras que la "Esencia de las cosas" permanece en nosotros. Ojalá lo recordara aunque no estuvieras para murmurarlo. Pero no soy capaz."

    Me encanto!

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  5. Precioso. Tan íntimo, tan bonito..."Suspiré. Cerré los ojos mientras sus dedos se perdían entre los mechones y jugaban con ellos. A veces sentía el calor de su palma rozando mi mejilla y una tranquilidad espesa reptando por mis piernas". Me chifla tu muso. Si no te lo quedas tu, ten por seguro q me lo quedo yo XD Agradecería tener a un chico que inspire así

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