lunes, 1 de octubre de 2018

Me toca a mí.

- Ya no te quiero.

Lo llevaba esperando meses y, aun así, me petrificó el corazón. Le miré de reojo, pero enseguida volví la vista a la acera, y traté de seguir caminando. "Ahora no, por favor", pensé. Noté que se quedaba parado y tiraba de mi mano. Frené y observé nuestros dedos, aún entrelazados, suspendidos entre nosotros. Exhalé todo el aire que me quedaba en los pulmones, formando una nube de vaho que tembló al salir de mi boca.

- Vale - murmuré.

En medio de la noche, con el frío calando los huesos y únicamente las luces de las farolas alumbrándonos, se quedó callado. Deslicé con cuidado mi mano hacia abajo, para deshacer lo único que continuaba uniéndonos en aquel instante. Fijé la vista en algún punto indeterminado entre su barbilla y el último botón de la cazadora que llevaba, y esperé.

- ¿Eso es lo único que vas a decir? - preguntó.

Me sorprendió que estuviera desconcertado. Él sólo había dicho que no me quería y a mi me parecía más que suficiente. Me encogí de hombros.

- No me quieres - decirlo hería casi tanto como tratar de bloquear mi caída en picado -, y he hecho todo lo que he podido para mantener tus "te quiero". Ya no me queda nada más que ofrecerte.

Alcé la vista el tiempo justo como para ver que sus labios se separaban para replicar algo, pero que después se volvían a sellar herméticamente. Esperaba un gran discurso, lo reconozco. El típico "no eres tú, soy yo", o cualquier otra excusa barata que suavizase un poco el golpe. Pero ahí estaba. La persona a la que quería, con la que quería pasar el resto de mi vida, en blanco. 

Sonreí con tristeza. Lo más duro no había sido eso. No. Una ruptura es solo una instantánea en un álbum que ha ido capturando cómo se apagaba el brillo en una mirada, la ilusión por un "nosotros". El final era solo un diminuto punto en una frase llena de historias. No podía ganar esta guerra. Quizás por eso me alejé tan rápido como me fue posible del campo de batalla. No tenía sentido luchar. Lo último que le dejé susurrar antes de darme la vuelta, fue un "vale", que resonó en la calle como haciéndose eco de mi propia aceptación.

- No, no ha valido. No te he valido - farfullé antes de adentrarme en las sombras de la noche.


2 comentarios:

  1. *envía toda la energía del universo y reza para que el brillo en su mirada y su esperanza no se apague*

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