No escribo por el mismo motivo por el que apenas canto. Porque las líneas se me quedan cortas y la voz se me quiebra. Sigo clavada en el mismo lugar donde me atasqué, aunque he cambiado de vida y de ilusiones, y he perdido la ingenuidad. Yo creo que mi cabeza podría quedarse detrás de mí, toda deprimida, y mis piernas arrastrar mi cuerpo hacia delante mientras da palmadas para toda la eternidad.
Dicen que cuando tienes un accidente de coche, si no ves tus heridas no te enteras de que están ahí. Tu cerebro no procesa los daños ni que te duelen. Yo cometí el error de no mirar hacia mis arañazos hasta que ya era tarde y no tenían remedio. Y ahora sé que están ahí y pican a medio cicatrizar.
Eso sí que es una caca.
Una caca seria de caca.
Sera autobiográfico o es solo ficcion? Si es asi, te recomiendo una cancion, "presente", de Fernando Barrientos. habla de que todo concluye, nada es para siempre. en realidad la cancion es original de un grupo muy vintage llamado Vox Dei. Pero a mi me gusta mas la versión de Barrientos. Bueno, eso , abrazo.
ResponderEliminarYo creo que es natural. Todos en algún punto nos sentimos estancados, o cometemos errores, como no prestarle atención a las heridas que sin atención no duelen. Pero si existen las palabras "estancamiento" y "error" es porque pueden no existir. Estos baches en los que caemos podemos superarlos y obtener experiencia, que es el fruto más lujoso de la vida, un fruto que deja marcas: esas cicatrices; pero a eso deben su nombre, a que cicatrizan, pero aunque sane esa marca sigue presente, y estará ahí recordándote tus experiencias. Y la experiencia es lo que hace a las personas más valiosas. Y si te sientes valioso serás feliz, que es por lo que al fin todos luchamos.
ResponderEliminarPese a que me siento capaz de manejar a una velocidad alta, estúpida y horrorífica, siempre conduzco como una abuela. Esto, sumado a que soy relativamente "jóven", y a que veo relativamente "bien" no me ha salvado de tener unos 4 accidentes de tránsito. La primera vez me sentía tan asustado que me temblaban las manos, no quería salir del auto y cuando salí cada rodilla parecía ser dos jabones mojados presionados uno contra el otro. El último accidente, fue a 10 km por hora reversando; no quería bajarme porque la canción que estaba sonando iba en su mejor parte pero tuve que, pues el otro conductor estaba histérico, no había pasado gran cosa, pero la gente histérica dificilmente pierde la oportunidad de brillar.
ResponderEliminarAlguna enseñanza se puede sacar de eso, lo que yo aprendí de todo, es que por suerte me dediqué a la ingeniería y no a la fórmula uno, porque soy tonto.
PD: Conducir como abuela no me ha salvado de accidentarme pero si de matar, lastimar o si quiera rasguñar a alguien.
Tus líneas me hicieron recordar un poema de Mario Benedetti titulado Ruinas
ResponderEliminar"yo también tengo ruinas
y si acudo al pasado
ya no sé a quién o a quiénes
busco entre los escombros
son ruinas sin prestigio
sin guías y con musgo
inmensas y mezquinas
señas de lo que fui..."