viernes, 31 de marzo de 2023

Datsuzoku

 Regresa a la Subrealidad con paso distraído. Con las manos, juguetea con unas flores que ha ido recogiendo mientras canturreaba una canción sin sentido. Se nota un poco más ligera que de costumbre. La mente bullendo, pero cristalina. Casi no alza la vista, pero camina siguiendo el aura de Alain. Sabe dónde la espera y sabrá exactamente el momento en que la vea.

Minutos más tarde, ve su silueta recortada contra el atardecer, apoyado contra un árbol y con los brazos cruzados. Parece igual de enfurruñado que cuando lo abandonó el día anterior. Con tranquilidad, deja las flores en el suelo y comienza a subir la ladera. Lleva la mirada perdida, pero cuando lo tiene delante, suspira y se contemplan.

- No sé qué estás haciendo, aunque puedo sentir el porqué - dice a modo de saludo y regañina.

Ella se encoge de hombros y juega con el anillo que lleva siempre consigo. No sabe qué quiere que le diga, pero no pierde detalle de sus facciones, de su gesto aparentemente tranquilo o, quizás, resignado.

- Yo tampoco lo sé, si te sirve de algo - susurra-. Sentía que necesitaba salir de lo predecible. Y sí, sé que tienes muchas cosas que decirme, recriminarme o desvelarme, pero antes de que arruines mi pequeño oasis de felicidad, quería pedirte un favor.

Alain parece intrigado. Se revuelve el pelo y se aparta del árbol. Con las manos en los bolsillos, se acerca un par de pasos. Eso basta para obligarla a alzar el mentón.

- ¿Cuánto tiempo te queda para que se enciendan de nuevo? - Arquea una ceja, divertido al notar que falta algo en ella.

- Unos minutos - responde, sabiendo que se refiere a sus sentimientos.

- Entonces esperaré hasta entonces - sonríe con cierta malicia, prometiendo muchas cosas con un simple gesto-. ¿Qué favor necesitas?

Sonríe en respuesta a su frase. Después regresa al rostro sereno que ha traído consigo. Piensa en lo rápido que pasa el tiempo, en lo efímera que es la vida y en lo poco que se valoran los instantes felices.

- ¿Me abrazas como si fuera para siempre?

El gesto de Alain se ablanda. Se le escapa una sonrisa bellísima y parece que su oscuridad retrocede un poco. Saca las manos de los bolsillos, pero no hace ningún amago de acortar distancias. Hasta que no la siente contra él, no la rodea con los brazos. No obstante, no es un abrazo inseguro e infantil. En él comprende muchas cosas que jamás le confesaría en voz alta. Nota su mandíbula en la sien mientras musita.

- Aunque me guste la novedad, esto no te librará de mi charla. Lo sabes, ¿verdad?

- Lo sé - responde, y mientras cierra los ojos, se le escapa uno de los múltiples suspiros que lleva acumulando semanas.

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